Factores edafoclimatico

MEDIO AMBIENTE Y AGRICULTURA
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El cambio climático y la agricultura son procesos relacionados entre si que tienen escala mundial.
Se prevé que el calentamiento global tenga un impacto significativo que afectará la agricultura, la temperatura, el dióxido de carbono, el deshielo, las precipitaciones y la interacción entre estos elementos;2 los cuales determinan la capacidad de carga de la biosfera para producir suficiente alimento para todos los seres vivos. Las consecuencias resultantes del cambio climático y de la agricultura dependerán, a nivel general, del balance de estos efectos. El estudio de estos fenómenos podría ayudar a anticipar y adaptar adecuadamente el sector agrícola para así maximizar su productividad.

FACTORES EDAFOCLIMATICOS
 La luz
 La luz del sol es la fuente primaria de energía para los ecosistemas, esta es capturada por las plantas a través del proceso de la fotosíntesis y es almacenada en elementos químicos de los compuestos orgánicos; además de tener influencia sobre el crecimiento y desarrollo de las plantas. La energía solar, transformada en calor afecta los patrones de precipitación pluvial, los vientos, la temperatura del ambiente y la humedad atmosférica; por ello, la forma en que estos factores del ambiente se distribuyen sobre la tierra determina el clima y es de considerable importancia para la agricultura (Smith, 1986; Coombs et al., 1988; Gliessman, 2000).En la agricultura, el conocimiento de la radiación solar es de utilidad entre otras cosas para estimar la evapotranspiración potencial y para estimar la tasa de acumulación de materia seca de los cultivos (Villalpando, 1985).
Temperatura
 El efecto de la temperatura sobre el crecimiento y desarrollo de plantas y animales es bien conocido; cada organismo tiene limites de tolerancia para las altas y bajas temperaturas según sus mecanismos de adaptación, en general la actividad de las plantas se realiza entre los 0 – 50 ºC según la especie. Asimismo los organismos tienen un rango de temperatura óptimo para su crecimiento y reproducción y tienen una marcada influencia en la distribución espacial y temporal de muchas plantas y animales (Smith, 1986; Torres, 1995; Gliessman, 2000). Estos rangos de temperatura mínima, optima y máxima son muy variados y dependen de la especie, variedad, estado de desarrollo entre otros factores; sin embargo, en plantas cultivadas se estima un rango de temperatura mínima entre los 5 a 13 ºC, la óptima de 25 a 30 ºC y la temperatura máxima entre 25 a 55 ºC (Curt, 1999).
-Temperaturas bajas
A medida que desciende la temperatura el desarrollo se hace más lento. Si las temperaturas son lo suficientemente bajas como para llegar a helar, puede producirse un daño severo en los tejidos jóvenes; por ejemplo, los tallos vegetativos pueden morir a -5°C. Dos o más heladas consecutivas durante el período que va desde la emergencia de las espigas (Z5.1) hasta el inicio del llenado del grano (Z7.1), pueden tener consecuencias graves sobre el rendimiento. Temperaturas de 1,5°C registradas en la casilla meteorológica a 1,5 m del suelo son lo suficientemente bajas como para producir daños ya que equivalen a 0°C sobre la superficie del cultivo. Una sola noche con helada durante este período puede no ser decisiva para la planta porque puede que sólo mueran los tejidos nuevos que están expuestos al aire; por ejemplo, como en las espigas con bandas de espiguillas muertas. Después de su exposición al aire todos los tejidos se vuelven más resistentes.
-Temperaturas altas
Con temperaturas altas el cultivo necesitará más insumos (nutrientes, agua, radiación solar) para poder mantener su nivel de metabolismo. Para evitar pérdidas importantes de rendimiento a medida que aumente la temperatura, el manejo del cultivo deberá ser cada día más preciso; se pueden obtener buenos rendimientos compensando el efecto de las altas temperaturas con un óptimo suministro de agua y de nutrientes. Durante el llenado del grano y a medida que aumenta la temperatura, el desarrollo se acelera más que el crecimiento; aún bajo condiciones óptimas de manejo, el rendimiento se puede reducir hasta 4 por ciento por cada 1°C que aumente la temperatura media (Stapper y Fischer, 1990c) debido al acortamiento del período de llenado del grano.
El daño causado por las temperaturas altas está comúnmente asociado con el estrés hídrico por lo que el manejo del agua pasa a ser una operación crítica. En la medida en que las plantas puedan transpirar libremente también podrán hacer frente a las altas temperaturas. Los cultivos con suficiente agua disponible pueden soportar temperaturas del aire de 40°C; sin embargo, si el agua es un factor limitante, las hojas pueden morir a 40°C ya que las plantas estresadas intentan conservar agua cerrando sus estomas  y reduciendo así el beneficioso enfriamiento producido por la transpiración. Sin ella, la temperatura de las hojas puede llegar a 50°C interrumpiéndose los procesos metabólicos. Las plántulas en suelos muy calientes y secos pueden alcanzar fácilmente estas temperaturas críticas.
Agua
El agua cumple una función crucial en la vida de las plantas. La fotosíntesis requiere que las plantas obtengan el CO2 de la atmósfera, pero al mismo tiempo se exponen a una pérdida de agua y por tanto a una amenaza de deshidratación. Para prevenir la deshidratación, las plantas deben absorber agua por las raíces y transportarla a la parte aérea. Pequeños desequilibrios entre la absorción de agua y la pérdida de agua a la atmósfera puede causar un déficit hídrico que puede llevar a un malfuncionamiento de muchos procesos celulares. Por ello, el equilibrio entre la absorción, transporte y pérdida de agua representa un importante desafío para las plantas terrestres
-Disponibilidad
En el cultivo protegido el agua siempre debe estar presente en la zona radicular para evitar la aparición del estrés hídrico. El riego automático por goteo, puede ayudar a alcanzar este objetivo, siempre y cuando el suministro de agua sea permanente. Si sólo se dispone de turnos de suministros de agua, es preciso disponer de algún sistema de almacenaje para asegurar el suministro continuo a la red de riego.

Suelos

La acidez o la alcalinidad se miden en unidades de pH con una escala de 1 a 14, si bien los valores extremos no ocurren en los suelos agrícolas. El pH=7 es neutro. La acidez aumenta con los valores de 7 a 4 y la alcalinidad de 7 a 10. El trigo crece mejor entre pH 5,5 y 7,5 (zona verde en la figura); sin embargo, puede crecer en suelos más ácidos si se agregan correctores al suelo.
El principal efecto de un pH muy alto o muy bajo es que algunos nutrientes pueden estar disponibles en forma excesiva y ser tóxicos mientras que la disponibilidad de otros puede disminuir y aparecer como deficiencias del cultivo (síntomas en la pág. 57). En la figura las deficiencias aparecen como barras rojas angostas.
En los suelos ácidos, el aluminio y el manganeso pueden volverse muy solubles y tóxicos y, además, reducir la capacidad de la planta para absorber fósforo, calcio, magnesio y molibdeno. Especialmente en los suelos ácidos, el fósforo no está disponible para las plantas. Si el boro, el cobre y el zinc están presentes en el suelo, pueden presentar toxicidad a bajos pH. En suelos medianamente alcalinos es posible encontrar deficiencia de boro, cobre y zinc y puede no estar disponible el fósforo. El pH del suelo tiene relativamente poco efecto sobre el nitrógeno.
En los suelos ácidos la sustitución del trigo por especies tolerantes a esas condiciones puede mejorar la productividad de la finca. Sin embargo, las ganancias pueden ser efímeras ya que esas especies pueden acidificar más el suelo llegando incluso a un nivel que sea limitante para ellas. El mejor enfoque es sin duda el mejoramiento del suelo.
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-Causas de pH extremos en suelos

  • El suelo es geológicamente muy antiguo y fuertemente lixiviado, con altos niveles de óxidos de hierro y aluminio. Estos suelos son ácidos.
  • Se han aplicado fertilizantes acidificantes al suelo durante muchos años, incluyendo aquellos que contienen nitrógeno amoniacal y superfosfato.
  • Se han incorporado grandes cantidades de materia orgánica a un suelo muy húmedo y durante muchos años, dando lugar a su acidificación.
  • El suelo es ligeramente alcalino a causa de la aplicación de materiales calizos.

-Suelos salinos

Todos los suelos contienen sales y algunas de estas se convierten en un problema cuando se concentran en la zona radical del cultivo; a veces, el problema es el cloruro sódico (o sal de mesa) pero también pueden serlo otras sales. Las sales pueden destruir la estructura del suelo causando la expansión de las arcillas y la dispersión de las partículas finas que obstruyen los poros del suelo a través de los cuales circulan agua y oxígeno. También favorecen la formación de costras superficiales.
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La clave para controlar la salinidad en los suelos es mantener o lixiviar las sales por debajo de la zona radical. Esto se obtiene con un movimiento neto de agua hacia las zonas profundas del suelo; se puede incluso usar agua ligeramente salina. Los problemas ocurren cuando la dirección del flujo del agua se invierte en un movimiento ascendente como, por ejemplo, cuando sube la capa freática. Las sales también pueden ascender hacia la superficie por capilaridad. Esto será un problema si la capa freática ya está alta y es salada pues las sales no necesitarán subir mucho para llegar a destruir toda la zona radical. Los cristales blancos de sal se pueden observar sobre la superficie del suelo cuando este se seca.
La precipitación 
es el agua que cae sobre la superficie terrestre en forma líquida o sólida y son el resultado de un proceso que es generado por el enfriamiento de masas de aire húmedo debido a la ascensión, y a la presencia de núcleos de condensación o de congelación, los que atraen moléculas de agua y originan las precipitaciones. Las precipitaciones se categorizan de acuerdo a la forma en que la masas de aire que las originó se elevaron en la atmósfera; por ello se clasifican en convectivas, ciclónicas, y orográficas.
La cantidad de precipitaciones caídas en el periodo de un año en un territorio determinado, da origen al índice de pluviosidad, el que se expresa en milímetros por metro cuadrado; para obtener este importante indicador se recurre al pluviómetro, y para su representación al pluviógrafo.

Altitud
La presión atmosférica en la Tierra es de aproximadamente 101 kilopascales, o kPa, que es la condición ideal para que las plantas puedan crecer. Una de las razones por las que las plantas tienen problemas para crecer en otros planetas es la diferencia en la presión atmosférica. Por lo tanto es importante evaluar qué efecto puede tener un cambio en la presión sobre las plantas para ayudar en la supervivencia del hombre.
La velocidad a la que las plantas crecen se ve afectada por las condiciones de presión atmosférica. A la presión de 101 kPa encontrada en la atmósfera terrestre cada planta crece a su ritmo ideal. Sin embargo si redujeras esta presión las plantas aún crecerían, aunque no tan rápido. Si la presión atmosférica baja demasiado una planta no puede sobrevivir debido a la falta de intercambio de gases que puede ocurrir. La presión atmosférica es importante para la nutrición de las plantas en crecimiento.


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